El show contó con dos partes y un público muy variado, tanto personas que siguen al músico oriundo de Centeno como otras que fueron a disfrutar del mítico bar de la ciudad encontrándose allí con la poesía del trovador y sus compadres. Algunos, distantes, otros muy receptivos, pero nunca sin negar el aplauso.
Las canciones del Berna son nostálgicas, urbanas y crudas. Son pequeños retratos de trabajo, explotación, amor, desamor y pérdida. También de bares y noche. Las más aclamadas fueron “La risa de los drunkers” y “Volver”.
Hacia el final de la velada, al momentos de los bises, el Berna se mostró muy agradecido y bromeando exclamó:” es la primera vez que nos piden otra así que estamos muy contentos”, cerrando una noche de lunes muy particular, un poco fría y húmeda, pero con las canciones habitando nuevos lugares y nuevos corazones.